Si pudiera saltar al infinito que habita en mi interior y
quedarme un ratito ahí para ver el universo desde esa óptica… si pudiera
hacerlo, quizás tomaría conciencia de que en realidad no hay un adentro y un
afuera, no hay "vos", no hay "yo", no hay dualidad, solo hay UNO. Ni si quiera
somos partes de un todo, somos UNO… indivisibles. La ilusión es creer que
estamos disociados, partidos... como manifiesta el Mito del Androgino, de
Platon... y por esa ilusión andamos boyando buscando afuera vaya-a-saber-qué, cuando en realidad, es el camino inverso el que debemos tomar. Por eso el “otro” en realidad soy “yo”, no existe el “vos”, ese “vos”
es pura proyección, el mundo es pura proyección. El exterior que me rodea es
karma visible que viene a mi en forma de “vos”.
Nadie hace feliz a nadie, nadie “me hace” feliz y yo no hago
feliz a nadie. Porque soy yo la que me encuentro conmigo misma cuando estoy con
vos. No soy diferente a vos, no soy distinta. Aprendo a conocerme a través tuyo,
esa es la única mirada que vale, el resto es puro humo.
Si no soy feliz con vos… tengo que hacerme unas cuantas
preguntas, porque en realidad no soy feliz conmigo misma. Y si me siento bien
con vos… mi respiración se transforma en armonía pura porque soy armonía.