Fantasmas en el
Arbol Genealógico
Si encontramos un "fantasma" durante el análisis transgeneracional, hemos dado con un proceso de duelo no realizado. Quiere decir que hay una información de memoria emocional ancestral activa y de carga negativa. Por ejemplo, un hijo sustituye a un hijo anterior fallecido (noción de horizontalidad), o también puede suceder que una persona nace el día del aniversario de la muerte de su abuelo (noción de verticalidad).
a) Llevamos el nombre de nuestro abuelo que murió antes
de nuestro nacimiento.
b) Somos portadores del nombre de un hermano que murió
antes de que naciéramos.
c) Nacemos en una casa “atestada de hermanos” y como no
tenemos sitio nos criamos en la casa de una abuela. Cuando más tarde muere
nuestro padre ya podemos volver con la misión de reemplazar al padre.
d) En nuestra niñez, muere un abuelo y no dejan que
vayamos al entierro. A partir de ese momento “cargaremos con el abuelo”, es
decir el abuelo seguirá vivo en nosotros a consecuencia de un duelo emocional mal procesado.
Los fantasmas representan conflictos emocionales que
invaden el Ser esencial y crean una pauta de comportamiento repetitivo que
puede ser literal (tener el mismo nombre de un abuelo) o subliminal (nacer en
la misma fecha de un difunto) o simplemente puede ser la repetición de
estructuras de comportamiento del árbol.
Cargar con un fantasma puede traer problemas de identidad graves, ya que se trae codificado vivir la vida de ese fantasma.
Dos psicoanalistas clasicos, Nicolas Abraham y María Török,
introdujeron a la Psicología la noción de “Cripta” y de “Fantasma”: La familia guarda un
secreto sobre algún evento trágico o difícil, frecuentemente un duelo no
realizado. El secreto que se instala en la primera
generación es ignorado por la segunda, pero de alguna forma sale, se escapa y
se esconde en una “cripta” y aparece como un “fantasma”: obsesiones, búsquedas,
sufrimientos, pesadillas, enfermedades graves, accidentes… El secreto se
manifiesta indirectamente en la tercera generación y a veces durante más de un
siglo, en lo que Anne Ancelin Schützenberger llama lazos transgeneracionales.
Según Didier Dumas, el fantasma, como 'no-dicho' o impensado
transgeneracional, provoca estragos considerables al transmitirse a los descendientes
y oculta esencialmente las preguntas relativas al sexo y a la muerte.
¿Puede poner un ejemplo?
Una chica lleva el nombre de una tía muerta antes de su
nacimiento, que murió cuando estaba de parto…
Podemos imaginar el horror. Es como un “código” que se ha
deslizado sobre ella, que le advierte que si tiene hijos morirá en el parto.
También origina inquietud a la hora de crear…
La chica en cuestión sólo se empareja con chicos que tienen
problemas de fertilidad, de esa manera considera que está a salvo
¿Dónde está en este caso el “fantasma”?
La tía muerta es como un fantasma ya que en cierto modo
sigue viva. Es un reflejo arquetípico, “un código”. Parir no da muerte. Habría
que enterrar a esa tía… (aunque sea en forma metafórica, hay que cerrar el
problema).
Cuando algo no se soluciona en el transcurso de una
generación, reaparece en la próxima; se repite y repite el conflicto hasta que
damos con la solución. Mientras tanto, el árbol genealógico emitirá toda clase
de señales de socorro hasta que se haga la consciencia y sus raíces se
reorienten.
¿Un hijo es siempre una proyección? Parece que el árbol
nos usa para resolver sus conflictos
Sucede que los padres proyectan sus deseos sobre sus hijos,
en lo que se llama proyecto parental con el que nos imponen sutilmente un
papel, una personalidad y, en última instancia, un destino al que debemos
adaptarnos para no ser rechazados por el clan.
¿Cómo construyen ese proyecto?
Usan el lenguaje no verbal propio de cada familia, hecho de
miradas, silencios y gestos. A veces también se hace en objetos heredados,
joyas, ropas, o incluso casas o tierras. En lugar de nosotros poseer las cosas,
las cosas nos poseen a nosotros si están cargadas de fantasmas. Y en ocasiones
las órdenes literales como: “serás un fracasado”.
¿Qué herramientas tenemos disponibles para resolver estos
conflictos parentales? ¿Es suficiente con entenderlo?
Desde la psicogenealogía, preocuparse de aquellos de
nuestros antepasados que han “muerto mal” y que no pueden “seguir su
camino” tranquilamente, es un trabajo de higiene mental necesario. Hay que
hacerlo por el bien tanto de nuestros ancestros como de los nuevos frutos del
árbol.
No basta con comprender el porqué de un conflicto. Hay que
actuarlo, darle una salida a la pulsión, al comportamiento repetitivo que nos
dificulta la existencia.
La herramienta que podemos usar es el ritual psicomágico. Un
arte sanador que trabaja con el símbolo, la metáfora, la poesía y con la
belleza. Para modificar los códigos de conducta más arraigados hay que tener
acceso al ADN psicológico, es decir a nuestro destino prefijado…
No hay comentarios:
Publicar un comentario