1. Los
niños hacen los que hacen sus padres. Los niños aprenden primero por lo ven
que hacemos nosotros y segundo por lo que les decimos. Si nos alimentamos
sanamente, ellos también lo harán. Si nos ven comer snaks o “comida chatarra” y
luego les damos a ellos un puré de calabaza señalándoles que es una comida
nutritiva, reclamaran, y tendrán razón. Si somos coherentes, ellos serán coherentes,
si somos incoherentes ellos serán incoherentes.
Sea un buen
ejemplo para su hijo comiendo de forma saludable. La mejor forma de enseñar
buenos hábitos alimentarios a su hijo es comiendo bien y sano. Coma sentado a la mesa junto
a ellos y no se saltee comidas.
2. Quien
abastece la heladera? Son ustedes quienes deciden con qué alimentos llenan la heladera y las
alacenas de la cocina y cuándo se
sirven en la mesa. Es esperable que sus
hijos pidan alimentos poco nutritivos (golosinas, snaks, etc.) pero son sus
padres quienes deciden comprarlos o no. Los niños no se quedarán con hambre
porque en su casa no hay lo que más les gusta comer, aunque puede que alguna
vez sí, pero entenderán que son ustedes los que deciden cuál es la mejor
alimentación para ellos, aunque ello no les caiga a veces en gracia. Educar implica que a veces no seamos
simpáticos o “buena onda”.
Si el alimento
o colación favorita de su hijo no es muy nutritivo, usted puede comprárselo ocasionalmente,
de vez en cuando, para que no se atiborre de ese alimento en cuanto caiga en
sus manos.
3. Quién arma el menú de las
comidas? Son los padres quienes
deciden qué es lo que se va a preparar de comida para servir en la mesa, porque
son ustedes los que saben acerca de lo que implica alimentación balanceada con
todos los nutrientes que necesitan sus hijos para crecer saludablemente.
Ocasionalmente, por ejemplo, una o dos veces
en la semana, le puede preguntar a sus hijos qué es lo que quieren comer, sabiendo de antemano que su hijo
solamente podrá elegir entre los alimentos saludables que usted ha decidido
tener en su heladera y alacenas, por lo tanto elegirán una comida sana.
4. Comer todo lo que está en el
plato? Permita que su hijo acabe de comer cuando sacie su apetito. Esto ayuda
a los chicos a escuchar su cuerpo para saber cuándo han comido suficiente. Si
un niño aprende a reconocer la sensación de saciedad y a reaccionar en
consonancia, aprende a no comer más de lo que debería. Es importante tener en
cuenta que si el niño no quiere comer lo
que se le sirvió, no se le debe autorizar ningún alimento, para “compensar” la
ausencia de esa comida.
Si la comida
se pone en la mesa para que cada uno se sirva, hay que fomentar la práctica de
servirse la cantidad que
se va a comer. Es mejor repetir, si se desea comer más.
5. Bebidas: Gaseosas? Las bebidas gaseosas tienen demasiada azúcar
y otros elementos que no son saludables para nuestro organismo. Por lo tanto es
imprescindible regular su aparición en nuestra mesa. Si vamos a incluirlas dentro de las bebidas,
lo ideal sería que fuera de manera ocasional, una o dos veces en la semana como
mucho. El agua debe estar siempre presente en la mesa. Muchas veces he dicho cuando hablo de este
tema que no lavamos la ropa con gaseosa, la lavamos con agua, nuestro cuerpo
también necesita agua para realizar correctamente sus funciones. Acostumbremos a nuestros hijos a disfrutar
del agua, pero primero debemos dar el ejemplo nosotros. Los jugos exprimidos
son muy buenos nutricionalmente, algunos
días de la semana también podemos incluirlos en la mesa si lo deseamos.
6.
Alimentos nuevos. Cuando
incorporamos un alimento nuevo puede que su hijo no lo acepte a la primera, es
posible que necesite dárselo a probar en varias ocasiones antes de que lo
acepte. No lo fuerce a comer, limítese a ofrecerle unos pocos bocados
del alimento que desea introducir en su dieta.
7. Postre.
Es importante que no convierta el postre en el plato más deseado de las
comidas. Si al postre le damos la categoría de premio, entonces el niño le dará
más importancia al postre que, por ejemplo,
al pastel de brócoli. Intente mantener una actitud neutra hacia los
alimentos, es tan buena la pascualina como el dulce de batata
8. No
confunda la comida con el cariño. Cuando se utiliza la comida para
recompensar a los niños y/o para mostrarles afecto, los niños pueden empezar a
utilizarla como mecanismo para afrontar el estrés u otras emociones negativas y
puede ser el origen de futuros problemas de sobrepeso. En vez de recompensar a
su hijo con sus comidas preferidas, encuentre otras maneras de prodigarle su
cariño: abrácelo, dígale que lo quiere y/o cosas positivas, etc.
9.
Tecnología. Es importante que en el
momento de la comida no se encienda la
Televisión y los celulares estén fuera de la mesa, de esa manera estimularemos
la capacidad para conversar y expresarse, el lenguaje hablado, y conoceremos
más sobre lo que les sucede a nuestros hijos.
Los niños tienden a querer llevarse
algunos alimentos (galletitas, pan, etc.) para picar mientras están en la
computadora o en la “play”, hay que dejarles claro que eso no está permitido y
acostumbrarlos a que sus comidas se realicen en la mesa junto a su familia.
10. Llamada para comer. Para avisar que la comida está servida en la
mesa se lo hace una sola vez, si vemos que nuestro hijo no viene, se puede
hacer una segunda llamada, porque puede ser que por una distracción el niño se
haya olvidado o no la haya escuchado. Si
luego de esta segunda llamada el niño no viene, los que están sentados a la
mesa deben comenzar a comer. Si termina la comida y el niño no ha venido se le levanta el plato de la mesa y se lo
coloca en el freezer, y se le dice que hasta la merienda no tiene permiso para
comer. Si esto sucede con la cena, se le puede dar 3 galletitas o un vaso de
yogurth, la idea es que registre que se quedó con hambre. Seguramente al otro
día el niño se presente a la mesa al primer aviso.
Si nuestros
hijos son más grandes, dejarles dicho con antelación el horario de la comida,
para que puedan planificar sus actividades teniendo presente la hora de la
comida familiar.
11. Su lugar en la mesa familiar.
Cuando nos sentamos a la mesa para compartir una comida cada uno de los
integrantes debería tener su lugar prefijado, su silla, su sitio en la
mesa. Cuando vienen invitados, sería
importante que se respeten esos lugares. Es un simbolismo de orden interno
familiar y por sobretodo, de que cada miembro de esa familia es importante e
irremplazable.
Lic. María
Emilia Gallardo Barreyro
Psicóloga
& Grafóloga
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