
1) No pensar que a nuestra pareja le
tiene que gustar lo mismo que a nosotros. Cuando se va a realizar algo nuevo es
importante hablar un poco sobre el tema antes de hacerlo, las suposiciones
pueden oscurecen un poco el asunto.
2) Es importante que además de
tener amigos comunes a la pareja, tengan relaciones sociales fuera de la misma,
ya que traen algo nuevo a la pareja y la enriquecen.
3) Aprender a decir lo que nos
molesta de nuestra pareja, promueve un benéfico equilibrio de homeostasis
emocional. Lo que se acumula, en algún
momento sale, es ley, puede salir a través de una dolencia corporal o en un
estallido de furia repentino, pero sale. Es tan importante hablar de los
aspectos positivos como los negativos.
4) No convertir a la pareja en un “comodín
afectivo”, esto quiere decir: que no ocupe todas las funciones o roles socio-afectivos
disponibles (esposo, padre, hermano, madre, hijo, amigo, médico, enfermero, etc.).
Esta conducta empobrece la pareja.
5) No exigir renuncias a la
pareja (al menos, que no sean muy importantes). Suele suceder que cuando comienza
la renuncia, comienza la venganza y el pase de la factura en “especias”.
Lic. María Emilia
Gallardo
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